Arde.
Quema.
Destruye...
La virulencia de tus pensamientos infames se desintegra con el conocimiento de la esencia. No intentes esconderla con tanto ahínco... Sigue intentando que el arder de un deseo terrenal llene y cicatrice las heridas de un corazón roto. Pugna porque la fantasía no se acabe, para que no tengas que sentir la caliente calzada contra tu cara y no seas abofeteado por los recuerdos, ni se mofen de ti todas tus inseguridades.
Y si puedes...
solo si puedes...
Libérate.
-Es posible que tengas aún un premio consuelo-
12:13
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